sábado, 2 de julio de 2011

Caso policiaco: 666, 666, 666

"Tu corazón late con un suave ritmo que, al sostenerte entre mis brazos, provoca una brisa que, dentro de mi ser, mueve las ocultas hojas del otoño. Inesperadamente soy llevado por el viento entre tus latidos y tus sonrisas. Descansa cerca de mi respiración, cielo mío. Fluyamos en el espacio a velocidades que ninguna mirada pueda seguir y transfiguremos el tiempo para que el futuro muera y se convierta en un presente, en donde juntos cambiemos de colores armónicamente. Deja que las miradas de los pequeños mounstros terribles fulguren en curiosidad, serán las estrellas que nos permitan navegar en la eternidad. Seamos demonios amorosos después de haber creado destrucción en soledad, ahora pisemos a los idiotas, rompamos reglas y explotemos muros uniendo fuerzas para hacer temblar a todos los blandengues dioses olímpicos." -al final dijo - "soy alguien que ha matado colibríes sólo por un breve instante de satisfacción en medio del apocalipsis del status quo, mortis et vita locus".

Mi memoria falla pero escuché esas palabras en mi sueño, en donde no existía yo, sino que existía sin mí. Mi nombre, escrito en un gran letrero publicitario, tenía una ruptura que lo partia por la mitad. Existía de otra forma. El sueño tenía un aire de inemporalidad. Se parecía a una noche en donde un suceso extraño y mágico se suscitó, el descubrimiento de cómo los camioneros descargan su vejiga mientras su vehiculo continua su marcha dejando una marca cuasilineal al lado del carrill por el que viajan. Regresando a la mencionada frase onírica, considero que simplemente debí haber comido algo que me cayó mal o probablemente fueron todas las pastillas que tomé para poder dormir después de ese insomnio insoportable (debo dejar eso, creo que me están causando adicción).

Los sueños nunca han podido ser enmarcados como material onírico para someterlo a análisis como el Santo Freud hubiese querido, se escapan en palabras escritas o como historias de una comunidad en otro continente, en donde son recibidas por un chamán que extáticamente las recita a un grupo de hombres asombrados por la luz del relato -todos encerrando un fuego en medio de la oscuridad. Creo que mi desconcierto acerca de la frase última del sueño me hace sentir absorto ante lo que en mi mente se mueve sin que pueda, voluntariamente, controlarlo. Odio ese sentimiento, no poder controlar los objetos de mi deseo. Quisiera poder hacerlo todo el tiempo, poder enfocarme a lo que debo, sin distraerme, hacer mi trabajo: vender. No puedo imaginar cómo anda la gente sin esforzarse en aumentar su capacidad de determinar su propio camino, los caminos de sus pensamientos. Yo, por ejemplo, siempre quise estudiar la literatura de los mapuches, sin embargo, por cuestiones de estabilidad económica determiné mi vida hacia los negocios, no sin antes hacer mi licenciatura en derecho. Ahora todos me respetan y me considero un Empresario a pesar de mis humildes inicios como cortador de vidrios para autobuses.

Sto estava escribido en el diario del oxiso -escribió el policia en su reporte y continuó- el cadaber lo dejo cair a la hacera despues de que fjue atropellado por el rutasien mientras caminaba hacia su casa. [sic.: el policía no se refiere al cadaver sino a la persona que iba caminando y, posteriormente al golpe del autobús, murió] El oxiso iba atarugado con una pluma y su libreta y cuando cruzo la ave nida y no se fijjo pus ai quedó. [nota: esto lo supo el policia porque le preguntó al vendedor de antojitos que fue testigo del accidente] ¿Quieres dos de flor y dos de epazote? pareja -dijo el compañero del policia- deja termino el reporte, pedimos una mordida al conductor del bus y con eso pagamos las ocho quesadillas = y hasta nos sobra -respondió el responsable del reporte policiaco. [reflexión: al menos el trolebus es ecológico: un abogado menos - puntualizó la voz burlona de los corchetes]

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