domingo, 5 de diciembre de 2010

Un lugar que no tiene coordenadas

Las referencias a los viajes en la literatura son muchos, en ella los viajes son transformadores del individuo que se desplaza por el espacio. Incluso en el anime y el manga japoneses, shonen es el género en donde la trama principal incluye a un personaje que va creciendo.

Ahora que he realizado un viaje comprendí con mayor profundidad cómo es que un desplazamiento espacial modifica no sólo el punto en que estas sobre la tierra. En el lugar que estuve había arena con un origen desconocido, mucha agua que era insultada por las palabras del obstinado nadador a mi lado, quién clamaba por olas más fuertes; caminé por una orilla del mundo américano con la conciencia de que al otro lado estaban los chinos, eso sí que deja algo de miedo en el corazón. Pero hay algo que salió a flote, toda una semana viví la filosofía no porque haya leído todo lo que hay que leer, no porque haya aprendido todo lo que hay que saber de ella, sino porque compartí el ambiente de un Estado violento en el Pacífico con mis compañeros de viaje. Me llevo de ese lugar la claridad de que continuo en el camino, con poco equipaje pero espero siempre compartirlo mis amigos y colegas.

También traje de ese viaje un deseo inconmesurable por amar y amar bajo las estrellas de ese mar. De cualquier forma, los atardeceres siguen siendo hermosos al comprender que el amor se vive de muchas formas. Sentí los besos y caricias del eterno mar, de algo que no comprendo.

Atte. Alguien demasiado influido por la realidad del regreso ja ja

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